La fuga de talento que sufre España obliga a configurar un plan de acción que englobe a los tres principales agentes que forman, promueven y componen el entramado del talento joven nacional: la universidad, el tejido empresarial y los estudiantes universitarios.
«En España, nuestras personas y sus talentos son lo más valioso que tenemos como país. Al principal elemento generador de riqueza y bienestar de una nación, hay que darle la importancia que se merece”. Esta reflexión se hacía cuatro años atrás en el estudio Transforma Talento impulsado por la Fundación Everis y Universia, entre otras entidades. Entonces estaba en pleno auge lo que ya es una tendencia constante entre los jóvenes recién titulados de España: la fuga de talento. Entendido como una experiencia internacional o como la necesidad de buscar recursos más allá de nuestras fronteras, lo cierto es que el número de jóvenes españoles que ha emigrado al extranjero ha aumentado un 41 por cien desde que comenzó la crisis en 2008, en la mayoría de los casos empujados por la falta de perspectivas laborales que ofrece un país donde la tasa de paro juvenil se sitúa por encima del 55 por cien, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) a cierre de 2013.
Lo preocupante de estas cifras, en términos institucionales, es la pérdida de capital humano que generan las universidades españolas. A la habitual pregunta: ¿existe talento en España?, habría que añadirle una segunda –dando por hecho que la respuesta es, por supuesto, afirmativa–: ¿sabe aprovecharlo el país? Es decir, parece irremediable pararse a pensar qué estrategias o herramientas se dejan pasar para que el principal activo de innovación y desarrollo cruce cada día las fronteras españolas sin ningún ánimo de retornar para desarrollar su conocimiento.
Según datos de 2012 del INE, 59.700 españoles emigraron y el…