En los últimos tiempos, los debates sobre cuestiones militares tienden a soslayar la consideración de los elementos técnicos del problema en beneficio de los argumentos políticos. Así se ha evidenciado, por ejemplo, en los trabajos parlamentarios de la Comisión de Defensa del Congreso durante la elaboración del informe de la Ponencia encargada de abordar el estudio y seguimiento del modelo de Fuerzas Armadas en su conexión con el servicio militar, donde los criterios sobre el tiempo de reducción del servicio militar no aparecen respaldados por análisis y evaluaciones objetivas donde se evalúen los efectos de las reducciones que se han solicitado por algunos grupos políticos.
Tal vez durante la discusión parlamentaria del Proyecto de Ley Orgánica del Servicio Militar aparezcan los estudios y criterios técnicos por los que se han propuesto unas cifras y no otras.. Pero a falta de una mayor justificación técnica, las cifras señaladas se tornan en referencias “mágicas” que tienen una indudable utilidad como elemento de discusión política pero que dificultan la comprensión de su racionalidad subyacente.
En cualquier caso, dado el grado de apoyo parlamentario que tiene en la actualidad el modelo mixto de servicio militar, parece más práctico qué los análisis de seguridad se orienten a evaluar las repercusiones de los cambios que previsiblemente se van a introducir, en lugar de mantener abierto el debate sobre las alternativas a los modelos y medidas consensuadas. En esta línea de realismo, y a la espera de los estudios oficiales y privados que se puedan hacer públicos, parece necesario intentar evaluar el impacto de las medidas adoptadas sobre la eficacia de nuestras Fuerzas Armadas.
La justificación última de una organización reside fundamentalmente en su eficiencia, es decir en su capacidad para cumplir con su función. La mayor causa de deslegitimación social de una organización militar no sería…