La suspensión de la II cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la Unión por el Mediterráneo (UpM), prevista para el 20 y 21 de noviembre en Barcelona, pone aún más de relieve los retos que debe afrontar la región mediterránea, en concreto la Unión Europea (UE) y sus países miembros.
El contexto internacional en el Mediterráneo
El Mediterráneo como centro económico, cultural, energético y político no está exento de los avatares del sistema internacional. En él se manifiestan las grandes diferencias entre Norte y Sur, así como prevalecen importantes conflictos del siglo XX (palestino-israelí, Chipre, Sáhara Occidental). El Mediterráneo se ha erigido históricamente como reflejo del orden mundial, lo que se ha acentuado en los últimos años. Desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, han tomado protagonismo en la agenda mundial la seguridad, el terrorismo y la inmigración, cuestiones centrales en la región. Asimismo, parece que su importancia en materia energética no va a reducirse a medio-largo plazo. Potencias tradicionales como EE UU no han abandonado su presencia y aquellas en auge, como China o Brasil, empiezan a tener un papel importante. Por otro lado, viejos actores del Mediterráneo como Turquía, los países del Golfo o Irán siguen aumentando su influencia. Además, dado que la cuestión de la seguridad de Europa no puede desligarse de lo que suceda en el Mediterráneo, la UE y sus países miembros deben redefinir qué rol quieren desempeñar en una región en pleno proceso de globalización, apertura y mayor competitividad.
La UE y el Mediterráneo
Desde una perspectiva comunitaria, esta situación coincide con dos importantes hechos: las consecuencias de la crisis financiera y la puesta en marcha de la nueva arquitectura comunitaria. Fruto del tratado de Lisboa, la política exterior y de seguridad ha sido…