Uno de los principales hitos de la Cumbre de la OTAN en Madrid en junio de 2022 fue la aprobación de un nuevo Concepto Estratégico, llamado a regir la vida de la Alianza durante aproximadamente una década. El de Madrid ha sido el cuarto adoptado por la OTAN tras el final de la guerra fría. Desde el momento en que los líderes de la Alianza encomendaron al secretario general la elaboración de un nuevo Concepto Estratégico, en la cumbre de Bruselas de julio de 2021, el debate se planteó en torno a la necesidad de preparar a la OTAN para un mundo dominado por el retorno de la rivalidad entre grandes potencias, después de un hiato de casi 30 años caracterizado por la hegemonía geopolítica occidental, la ausencia de rivales pares y la priorización de amenazas de índole transnacional.
El Concepto Estratégico de Madrid gira sobre las siguientes preguntas: ¿cómo afecta el retorno de la rivalidad entre grandes potencias al equilibrio entre las tres tareas principales de la OTAN: la defensa colectiva, la seguridad cooperativa y la gestión de crisis? ¿Cómo puede la OTAN reconciliar su decisión de priorizar las amenazas de carácter interestatal con la necesidad de seguir prestando atención a desafíos de índole transnacional, como el terrorismo o la inestabilidad en el vecindario sur? En lo que respecta a la rivalidad entre grandes potencias, ¿en qué medida debe la OTAN priorizar la amenaza inmediata que supone la agresión rusa en el este de Europa frente al desafío latente pero más sistémico que representa el auge de China? y ¿en qué medida debe la OTAN priorizar el instrumento militar respecto a otros aspectos de la rivalidad entre grandes potencias, como la necesidad de reforzar la cohesión política aliada, la resiliencia propia o garantizar la ventaja tecnológica?
Aunque estaba claro…