El pueblo hizo la revolución
Se define a sí mismo en términos políticos como un marxista y un activista socialista revolucionario. Neil Faulkner, arqueólogo de formación, es también historiador, escritor y editor. Con este bagaje ha escrito La Revolución Rusa. Una historia del pueblo, donde las personas están en el centro de la historia.
El centenario de la Revolución que se celebra este año ha dado lugar a la multiplicación de obras que examinan, revisan o reinterpretan el significado de lo que sucedió en Rusia y en Europa en esos días de octubre. Faulkner quiere salirse de los mitos, las anécdotas y los “héroes”. Su propósito es centrarse en los que para él fueron los verdaderos protagonistas: millones de personas que organizaron asambleas democráticas y crearon un movimiento de masas como nunca antes. A través de testimonios y documentos sobre lo que sucedió en los primeros años de la revolución, el autor británico concluye que el levantamiento de octubre de 1917 solo fue posible gracias a la energía liberada por ciudadanos que asumieron valores democráticos según él hoy plenamente vigentes.
Faulkner asume una clara perspectiva socialista para reivindicar que la Revolución Rusa pertenece al pueblo, y afirma que no reconocer este hecho en toda su dimensión ha provocado todos los malentendidos históricos alrededor de este acontecimiento del siglo XX.
Ni Lenin, ni los bolcheviques, ni Stalin, ni Trotsky. No hubo un liderazgo desde arriba, sino un activismo verdaderamente democrático desde abajo que posteriormente fue capturado por unos cuantos. De la misma manera, no fue un golpe militar, ni una conspiración. Faulker lo describe de la siguiente manera:
“Para equipararlo a un movimiento de hoy, se parecía más al movimiento de Occupy [en Estados Unidos y tantos otros países], multiplicado por 100: una explosión de democracia y de activismo desde abajo, con el poder de movilizar millones y barrer el régimen de los terratenientes, especuladores y belicistas que había durado 300 años. Un siglo después, este movimiento revolucionario ruso -una erupción de la democracia participativa desde las profundidades sociales- debería ser considerado como una inspiración. Necesitamos millones marchando contra Brexit, Trump y el fascismo rastrero de hoy. Necesitamos transformar estos millones de personas en un movimiento de masas para un cambio radical”.Sin duda, muchos encontrarán hoy en el libro de Faulkner todos los alicientes necesarios para adentrarse en el estudio de la Revolución Rusa. No es el único ni el mejor. Pero difícilmente haya puntos de partida tan provocadores.