Autor: David Hernández Martínez
Editorial: Colex
Fecha: 2023
Páginas: 200
Lugar: A Coruña

El nuevo orden regional en Oriente Medio

David Hernández se pregunta por el proceso de transformación regional al que asistimos desde hace varias décadas, intensificado tras las revueltas antiautoritarias que han sacudido la región desde 2011.
Alfonso Casani
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Puede que no haya un momento más propicio para aproximarse a las dinámicas abordadas en este libro que el actual. La precipitación de los acontecimientos internacionales en la región tras el inicio de la guerra en Gaza el 7 de octubre de 2023 es un claro ejemplo del impacto que un hecho de carácter (relativamente) local puede tener sobre su entorno. Sus consecuencias sobre el devenir de los acuerdos de normalización entre los países árabes e Israel, las tensiones en el estrecho de Ormuz (especialmente por parte de un actor no estatal, como son las milicias hutíes de Yemen), el firme posicionamiento de Estados Unidos a favor de Israel, o el acercamiento diplomático entre Arabia Saudí e Irán dan buena cuenta de la interdependencia entre lo local, lo regional y lo internacional.

En este contexto, David Hernández se pregunta por el proceso de transformación regional al que asistimos desde hace varias décadas, intensificado tras las revueltas antiautoritarias que han sacudido la región desde 2011. Nos encontramos en una etapa de transición, en un proceso de configuración regional incierto e impreciso, en el que las características que sustentaban el viejo orden regional se difuminan y las de un nuevo orden solo comienzan a delinearse. Ante este escenario, Hernández se pregunta: «¿quién o quiénes van a asumir verdaderamente una posición de auctoritas en la zona?»

Para contestar a esta pregunta, el libro se divide en tres secciones. La primera delimita las características generales del orden internacional y del orden regional de Oriente Medio. La segunda parte presta atención a la fractura del orden regional, identificando los principales focos de conflicto (las complejas guerras que Siria y Yemen viven desde 2011 y el sempiterno conflicto palestino- israelí) y los focos de tensión (la intensificación de la competición en el Golfo, la fragilidad estatal de Líbano e Irak, o las reivindicaciones de autonomía del Kurdistán) que han contribuido o se derivan de esa fractura. Por último, una tercera sección estudia las luchas por el poder desencadenadas por este proceso de reconfiguración, tanto las internas que muestran la resiliencia del autoritarismo en la región, como internacionales, en un escenario volátil caracterizado por el creciente protagonismo de potencias emergentes como EAU, Catar o Turquía. Como explica el autor, su objetivo no es analizar en detalle los hechos ocurridos, sino subrayar el impacto general de estos conflictos, ofreciendo una imagen global y completa de las interrelaciones existentes en la región.

Dos ideas subyacen este análisis. La primera es la citada interrelación entre los ámbitos local, regional e internacional. El proceso de reconfiguración multinivel encuentra como eje definitorio la erosión del contrato social en los países de Oriente Medio. Esta erosión tiene un punto de inflexión, las revueltas antiautoritarias de 2011, que encuentran otras réplicas en la ola de protestas que desde 2019 se extiende por Líbano, Irak o Irán. Estas protestas evidencian la ausencia de nuevos proyectos políticos que puedan responder a las demandas sociales.

El resultado ha sido una serie de procesos controlados de transformación política y económica, pero también una reelaboración de la acción exterior de los Estados de la región. La incertidumbre generada por la ruptura del statu quo en el ámbito local (retroalimentada, a su vez, por la ausencia de liderazgos internacionales) y la emergencia de nuevos conflictos regionales de carácter multinivel (como las guerras de Siria o Yemen) han conducido a una securitización de la agenda local. La consecuencia es un mayor énfasis en la seguridad nacional, que se alterna con un aumento de la conflictividad en la forma de guerras proxy o subsidiarias que involucran a potencias regionales (como ocurre en Yemen) e internacionales (Siria).

El segundo elemento transversal a esta obra atiende a la ruptura del statu quo a nivel internacional y a su traducción sobre Oriente Medio. En este proceso de reconfiguración ejerce un papel clave la creciente ausencia de Estados Unidos, así como la influencia de China o el resurgimiento de Rusia como actor relevante en Oriente Medio. La configuración multipolar a la que parece dirigirse el sistema internacional es replicada en la región, alterando las jerarquías preexistentes (en cuya cima encontrábamos a Arabia Saudí) y abriendo la puerta (la ventana de oportunidad, como lo define Hernández) a potencias emergentes regionales, que pugnan por obtener un mayor protagonismo en el escenario global y limitan la injerencia extranjera en la zona.

Estas tendencias reflejan un escenario volátil, en el que el viejo orden regional, caracterizado por una relación jerárquica entre un grupo pequeño de Estados sin un papel destacable a nivel global y tutelados por EEUU, evoluciona hacia un nuevo orden multipolar y complejo. Ese nuevo orden, aún en formación, presenta nuevos liderazgos regionales (Turquía, EAU y Catar), que desafían los bloques hegemónicos tradicionales y los suplantan por «alianzas líquidas», que varían en función del contexto e involucran a actores estatales y agentes no estatales.

El interés de este libro radica en su capacidad para aunar todas estas tendencias, ofreciendo una imagen de conjunto de los distintos conflictos y dinámicas que vive Oriente Medio, tanto hacia dentro, a nivel regional, como en su relación con otras potencias exteriores. Como afirma Hernández, “las transformaciones en Oriente Medio implican una forma distinta de aproximarse y entender la región”. Se necesitan nuevos marcos analíticos y epistemológicos para comprenderlas, y este libro cubre el contenido necesario para poder desarrollarlos.