Autor: Joseph S. Nye jr.
Editorial: Polity Press
Fecha: 2015
Páginas: 152
Lugar: Londres

El mundo postamericano todavía no ha llegado

Fernando Delage
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El profesor de la Universidad de Harvard Joseph Nye vuelve al debate sobre el fin de la era unipolar, y el “declive” de Estados Unidos frente a la emergencia de nuevas potencias con un nuevo libro, Is the American Century Over? Su respuesta a la pregunta del título es tajante: “no, no estamos entrando en un mundo postamericano”. Si el “siglo americano” comenzó en 1941, en 2041 –dice Nye– EE UU continuará siendo la potencia con mayores capacidades y mantendrá el papel central en el equilibrio global de poder. El autor llega a esta conclusión tras analizar las dos posibles causas de un declive: una pérdida relativa de poder internacional, y un proceso de decadencia interna.

Con respecto a la primera cuestión, el libro examina las capacidades de aquellos otros Estados que pueden representar un desafío a la posición de EE UU, y describe sucesivamente las debilidades estructurales de Europa, Japón, Rusia, India y Brasil. El único competidor potencial, China, merece un capítulo aparte, en el que se pasa revista a los indicadores económicos, al avance de su modernización militar y a sus recursos de “poder blando”, para pronunciarse de manera somera sobre las grandes líneas de la estrategia de Pekín y la respuesta de Washington.

Nye cree que “China se encuentra por detrás de EE UU en las tres dimensiones de poder”, pero su enfoque convencional parece impedirle la elaboración de algunas de las ideas que apunta. Pongamos dos ejemplos. “El hecho de que no es probable que China se convierta en un competidor sobre bases iguales con EE UU a escala global –escribe–, no significa que no pueda desafiar a EE UU en Asia”. Sin embargo, como sin duda Nye es consciente, el fin de la primacía norteamericana en Asia acabaría con su estatus de superpotencia global (resultado cuya negación es la tesis central del libro). Sobre las acciones de Washington, señala: “Dar forma a un entorno que condicione las opciones chinas es una descripción más adecuada de la estrategia norteamericana que la de contención”. ¿Realmente espera convencer a Pekín de tal afirmación?

En su examen de la situación interna de EE UU, Nye no niega la existencia de graves problemas, como la deuda pública, el estado de la educación secundaria, la desigualdad social, la polarización política o la pérdida de confianza en las instituciones. Sin embargo, un conjunto de factores y tendencias favorables –entre ellos, la estructura demográfica, la revolución energética, la capacidad tecnológica y la cultura empresarial y de innovación– en absoluto describen un escenario de decadencia.

Aun con menos recursos, el papel de EE UU es determinante para la provisión de bienes públicos globales, una función en la que resulta impensable que China pueda sustituirle, al menos durante las próximas décadas. No obstante, la transformación de las relaciones internacionales implica que Washington no logrará muchos de sus objetivos actuando por su cuenta. Como señala Nye, el nuevo contexto mundial exige otro tipo de liderazgo. El autor no comparte la posición de quienes equiparan poder e intervención militar –de escasa utilidad, en su opinión, frente a la mayor parte de los problemas globales– ni la de aquellos que defienden un completo repliegue. La clave para que Washington mantenga su influencia consiste en reconfigurar el entorno internacional y crear incentivos orientados a la formación de redes e instituciones para la acción conjunta. “Para que continúe el siglo americano –concluye–, no será suficiente si se piensa en términos del poder que posee EE UU sobre los demás. Debe pensarse igualmente en términos de capacidad para lograr objetivos compartidos, lo que supone actuar con otros”.

(Reseña completa publicada en Política Exterior núm. 167, septiembre-octubre, 2015).