El Magreb es la tercera región más afectada por la crisis, después de África subsahariana y
América Latina. Los poderes públicos han lanzado programas de reactivación presupuestaria, políticas monetarias más flexibles y planes de inversión en infraestructuras. La débil respuesta a la crisis se explica por la debilidad del crecimiento interno, los pocos progresos en la construcción de un espacio regional y la dependencia de Europa.