El país más poderoso del mundo cuenta con millones de personas en situación de vulnerabilidad. Veremos si Trump se acuerda de los olvidados a los que ha apelado tantas veces en campaña o los abandona en favor de los más acomodados. EE UU tiene ante sí más incógnitas que certezas.
Barack Obama cederá el testigo a Donald Trump el 20 de enero tras vivir un ciclo económico completo de recesión y recuperación. Ahora, la aún incompleta mejora de la economía y de los indicadores sociales de los últimos años tras la crisis está en cuestión: puede verse interrumpida, ralentizada, revertida, o todo lo contrario, según las políticas del presidente electo, que todavía son una incógnita.
Diego Lopez Garrido, en La Edad de Hielo. Europa y Estados Unidos ante la Gran Crisis: el rescate del Estado de bienestar, explica que el mayor éxito de Obama ha sido el mercado de trabajo: su política presupuestaria y la monetaria de la Reserva Federal hicieron posible que Estados Unidos saliera de la recesión y volviera al teórico pleno empleo. Pero persiste la desigualdad: el desempleo entre la población blanca es del 4,3 por cien, mientras que para la negra es del 8,8 y para las personas con estudios superiores está en el 2,3 por cien, la mitad que la tasa general. Un dato aún peor: 94,6 millones de personas mayores de 16 años están fuera del mercado laboral, frente a los casi 79,8 millones de septiembre de 2008, cuando caía Lehman Brothers.
La desigualdad y la desocupación estructural son características del mercado de trabajo global. También la reducción de la cobertura de los desempleados. En la mayoría de los Estados del país, la prestación por desempleo dura 26 semanas y, de media, asciende a 341,72 dólares a la semana, por encima de los 300…