El sector de defensa en España es un tanto complejo, debido a que en él están incluidos el ministerio de Defensa, órgano político de dirección; los cuarteles generales de los ejércitos, que reclutan, instruyen y equipan a las unidades que integran el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire y que, al mismo tiempo, se sienten depositarios de sus tradiciones; y el Estado Mayor de la Defensa, que prepara los planes operativos y tiene la responsabilidad de dirigir el empleo de la fuerza. Este sector comprende igualmente la industria de defensa, imprescindible para equipar y apoyar a las fuerzas armadas y asegurar la soberanía nacional. Esta estructura tiene además que coordinarse con la de los países aliados, OTAN y Unión Europea, y, en el caso de la industria, participar en los programas internacionales actualmente en curso. Todo el ámbito de la defensa, ministerio e industria, está sujeto a unos condicionantes políticos, económicos, sociales, diplomáticos e inclusive psicológicos que frecuentemente resultan más importantes y determinantes que los puramente militares.
Circunstancia importante a tener presente es el exponencial encarecimiento del moderno equipo militar, que ha obligado a disminuir el número de unidades a adquirir y fabricar. Esto produce el fenómeno que se denomina “desarme estructural”, debido a que los presupuestos de defensa no pueden costear todos los nuevos equipos necesarios para sustituir los obsoletos, lo que obliga a disminuir las unidades a adquirir. La estructura militar tiene que adaptarse y ya no se habla de cuerpos de ejército o divisiones; hoy la referencia es la brigada o el batallón.
La industria de defensa ha tenido igualmente que reestructurarse y adaptarse a las nuevas circunstancias, reducir instalaciones y promover la concentración de empresas. En Europa, este proceso de concentración ha contado con el impulso político a la industria aeroespacial, que…