Rara vez ha habido tantos intereses políticos en juego en una competición deportiva como en los tres partidos de clasificación para el Mundial de Fútbol de 2010 entre Argelia y Egipto. Una tensión extrema rodeaba el desarrollo de estos encuentros. Los dos últimos estuvieron salpicados de incidentes que causaron decenas de heridos y provocaron una crisis diplomática entre los gobiernos egipcio y argelino.