A los países en desarrollo les faltan conocimientos económicos, información sobre las normas de los productos y un mejor acceso a financiación innovadora. El comercio transfronterizo, pero también el transregional, va a ser cada vez menos abstracto gracias a las nuevas tecnologías. Hoy, quien habla de libre circulación de bienes y servicios, debe ir un poco más lejos y fomentar la libre circulación de trabajadores y de capitales.
Invertir en el desarrollo del comercio internacional consiste en mejorar el nivel de infraestructuras y el entorno empresarial no solo para aumentar los intercambios económicos, sino también para producir un efecto favorable sobre el crecimiento. Esto, además, pasa por la inversión financiera en capital humano e innovación, creando nuevas oportunidades de empleo para los que se incorporan al mercado laboral, especialmente mujeres y jóvenes, y facilitando así su integración socioeconómica. El garantizar una estrategia de desarrollo del comercio que sea equitativa es competencia de los gobiernos.