Instituciones y líderes de izquierda y derecha de todo el mundo piden una nueva campaña para la eliminación total de las armas nucleares. Las políticas de Bush y la amenaza terrorista han aumentado los peligros nucleares. Es hora de aprobar una agenda de seguridad progresista.
El mundo está adentrándose en un momento único que podría revolucionar la política nuclear global. Durante 63 años hemos vivido con la posibilidad de que se produjera una aniquilación nuclear, primero de ciudades, luego de naciones y después de todo el planeta. Los arsenales atómicos globales se han reducido a la mitad a lo largo de los últimos 20 años, la guerra fría ha terminado, pero la amenaza de un atentado nuclear sigue siendo tan grave como siempre.
Un pequeño mecanismo nuclear, similar al que se utilizó sobre Hiroshima, podría borrar del mapa una ciudad mediana. La mayoría de las armas nucleares desplegadas en la actualidad son al menos 10 veces más poderosas que la bomba que cayó sobre Hiroshima. Un ataque nuclear, ya sea por parte de un Estado o de un grupo terrorista, mataría a cientos de miles de personas, provocaría un miedo paralizador y alteraría las condiciones políticas, económicas y medioambientales de todo el planeta. Evitar cualquier uso de armas nucleares debería ser la principal prioridad de la seguridad internacional.
Tras ocho años de discordia política y de preocupaciones por los nuevos programas de armas, vuelve a haber esperanza. Cuatro tendencias convergen para crear una masa crítica que permita una reducción drástica de las armas nucleares e incluso su eliminación.
La primera tendencia es el agravamiento de las amenazas nucleares existentes. Entre estas amenazas se encuentran la posibilidad de que un grupo terrorista pueda hacerse con un arma nuclear y utilizarla; los peligros de un uso accidental o no autorizado de algunas…