La minoría kurda vive un momento histórico al administrar su territorio tras la retirada del régimen. La relación con la oposición y el proceso de paz en Turquía marcan el futuro.
En su afán de perpetuarse en el poder y acallar las voces que pedían su renuncia, en marzo de 2011 Bashar al Assad prometió una serie de reformas. Una de ellas era la concesión de la ciudadanía siria a 360.000 kurdos a los que el Partido Baaz nunca había reconocido durante sus 50 años de mandato. La alianza entre Damasco y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) durante la década de los ochenta y noventa con Hafez al Assad en la presidencia, se truncó en el año 2000 con la llegada de Bashar al poder y su acercamiento a Ankara. Desde aquel momento la represión del régimen sirio contra el pueblo kurdo –el 10% de la población siria– aumentó de forma notable con miles de presos políticos y sangrientos episodios como la muerte de 30 manifestantes en Al Qamishli en 2004…