Un importante resultado de las negociaciones en la “cumbre” de Washington (diciembre de 1987) fue un considerable avance en el entendimiento de la necesidad de reducir drásticamente las armas estratégicas ofensivas de ambas partes, manteniendo el Tratado sobre Defensa Antimisil (DAM) en los términos en que fue firmado entre la URSS y los Estados Unidos en 1972. También se han registrado progresos en algunas otras cuestiones: prohibición y liquidación del arma química y cese de los ensayos nucleares.
Pero los enemigos de la distensión siguen oponiéndose al proceso de desarme. El pretexto es que los países del Pacto de Varsovia tienen su- puestamente una aplastante superioridad en armas convencionales y que el Tratado INF modifica el equilibrio estratégico en favor de la URSS. Por eso –dicen– urgen medidas para remontar el “atraso militar” de Occidente. En realidad, el equilibrio militar, tanto a escala global como en el ámbito europeo, permanece intacto. Un análisis objetivo de la correlación de fuerzas armadas de ambas alianzas es factible. Ello implica la necesaria atención a todo el conjunto de factores políticos, económicos, físicos, geográficos, psicológicos y mera mente militares. Utilizando esta visión de conjunto en el análisis de dichos factores, dirigentes políticos y milita- res, así como centros de investigación de algunos países de primera fila (por ejemplo, algunos ex secretarios de Defensa de los Estados Unidos y el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres) han llegado a la conclusión de que, actualmente, cabe hablar de una aproximada igualdad de fuerzas estratégicas entre el Pacto de Varsovia y la OTAN.
Ese equilibrio estratégico se ha comprobado más de una vez en el proceso de elaboración del Tratado SALT-2 y durante negociaciones posteriores. Queda reflejado en los datos de la siguiente tabla, referida al 1 de enero de 1988.
Como puede verse, la…