Las fuerzas armadas se encuentran en proceso de reestructuración. Queda por ver si es el principio de una fusión con el AKP o un verdadero plan de profesionalización.
El intento de golpe de Estado del 15 de julio de 2016, llevado a cabo por una fracción de militares de las fuerzas armadas turcas que supuestamente pertenecían al movimiento de la hermandad religiosa del predicador Fethullah Gülen, sigue planteando dudas a muchos turcos. Un mes después de la intentona golpista, algunos siguen tratando de comprender lo que pasó aquella noche. Entre ellos está Sibel, profesora jubilada simpatizante del opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP). Desconfía de las conclusiones precipitadas y critica la excesiva tolerancia del presidente de la República, Recep Tayyip Erdogan, con los miembros de la FETÖ (organización terrorista gülenista) como se les denomina ahora, que supuestamente se han introducido en todos los órganos del Estado. Otros, como Mustafa, obrero residente en Francia que pasa las vacaciones en Turquía, siguen toda la evolución de la investigación en curso a través de los testimonios y los vídeos de las cámaras de vigilancia que encuentran en las redes sociales y en los medios de comunicación, a fin de aclararse, aunque todo sigue resultándole un tanto confuso. A diario, los medios aportan algún elemento nuevo a la investigación en curso y plantean interrogantes sobre quién se esconde en realidad tras esos disidentes del ejército. La hipótesis de la participación de la CIA resuena cada vez más entre los dirigentes políticos del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) y entre algunos exmilitares, especialmente un antiguo jefe del Estado Mayor, Iker Basbug, quien ha señalado a los medios de comunicación que detrás de la FETÖ hay otras potencias extranjeras y ha mencionado expresamente a la CIA.
Por lo que se refiere al desarrollo…