Editorial: Casa Express Éditions
Fecha: 2013
Páginas: 176
Lugar: Rabat, París

El dilema de Mohamed VI de Marruecos

Souleïman Bencheikh
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Marruecos y la monarquía marroquí hacen correr la tinta en los medios y en las casas de edición. La polémica se encuentra siempre en el centro de lo que se publica. El libro de Souleïman Bencheikh la lleva inscrita ya en el título al hablar de “dilema” y de “prueba”. En el prólogo se llega además a calificar de “inacabada” (inachévée) la transición democrática en Marruecos y la prologuista, Dominique Lagarde, se interroga si el régimen marroquí podrá perdurar sin llevar a cabo cambios de fondo. El autor de Le dilemme du Roi, ou la monarchie marocaine à l’épreuve, en esta línea, preconiza que, hoy por hoy, no se puede gobernar sin rendir cuentas y aconseja a buen entendedor que, dando un paso atrás en el proyecto real de monarquía ejecutiva, cediendo el monarca el proscenio para asumir el papel de “padre de la nación” pero sin ejercer el gobierno directo de los asuntos del país, encontraría un papel más confortable, perennizando además así su figura.

La obra dedica casi la mitad de las páginas a efectuar una síntesis histórica a grandes pinceladas de los dos últimos reinados, deteniéndose en los mitos fundadores de la nación, en las “herencias hassanianas”, en la formación del actual soberano, interpretando conceptos esenciales sobre los que se apoya la gobernanza en Marruecos como son la bey’a (la naturaleza contractual del poder) o la siba (la contestación o disidencia).

Bencheikh, columnista en la revista francófona Tel Quel, pretende realizar un libro incisivo a través del que pasar ciertos mensajes a quienes deciden la política en el país. Denuncia la gran ruptura que existe en la actualidad entre una élite acomodada a la cultura de la pleitesía hacia el poder, sin iniciativa, y una “calle” que protesta, reclama, proclama su desacuerdo, llegando hasta a contestar ciertas decisiones del propio rey, como fue la concesión de un polémico indulto a un pederasta naturalizado español en el verano de 2013. Es ahí donde reside, para el autor, y Lagarde lo confirma en su prólogo, el “dilema del rey”.

El tono periodístico de la obra ayuda a su lectura, pero corre el riesgo de banalizar o simplificar ciertos temas, ampliamente difundidos ya en la prensa semanal del país. Tarea útil para quien desconozca la historia reciente y los problemas de Marruecos, pero que resulta superficial y anecdótica para quienes la siguen de cerca.

Pero hay en el libro también una buena descripción de las disfunciones y bloqueos del sistema y una crítica de las vulnerabilidades de un país donde todo remite a la responsabilidad suprema y última del rey.

La conclusión de la obra, bien planteada y lúcida, insiste en la excesiva personalización del poder que mantiene inmóvil o congelado a un país que no se mueve más que al ritmo de su soberano, epicentro de todo, un país esclerosado, sin iniciativas, a la espera de las decisiones que lleguen de arriba. Con la inevitable contrapartida de que quienes se benefician de toda esta situación son los que detentan y controlan y, en última instancia impiden, el acceso al monarca.

Bernabé López García, Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos, Universidad Autónoma de Madrid (UAM).