Durante la campaña electoral, la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, dijo que la participación en la Nueva Ruta de la Seda era un “gran error”. A principios de mayo mostró su firme voluntad de terminar con una relación que comenzó en 2019. Sin embargo, a medida que pasan los días, sus convicciones se van diluyendo. Ahora es ella quien debe lidiar con la crisis económica permanente que vive el país desde su entrada en el euro y la urgente necesidad de inversiones públicas en infraestructuras.
En una entrevista concedida al periódico Il Messaggero, Meloni reconocía: “Es muy pronto para anticipar el resultado de nuestra evaluación, que es muy sensible y afecta a múltiples intereses”. El dilema de la mandataria italiana ejemplifica el choque entre ideología y la llamada realpolitik. La realidad es que Italia es el único país del G7 que aceptó la propuesta de Pekín…