Es el momento para que los países con intereses en Colombia se pregunten si es posible movilizar las fuerzas capaces de alcanzar la paz. Guerrilla, paramilitares y narcotráfico amenazan la supervivencia de un Estado al borde de la desintegración. El Plan Colombia, recientemente adoptado, puede ser un útil instrumento, pero también podría desestabilizar las naciones vecinas.