Ha transcurrido casi medio siglo de la muerte de Dwight D. Eisenhower y su figura se ha ido difuminando. En Estados Unidos se le recuerda como el general que llevó a las tropas aliadas a la victoria sobre la Alemania nazi y que luego, como presidente, proporcionó al país ocho años de paz y prosperidad. Con su amplia sonrisa, tacto e inteligencia, estableció un buen contacto personal con los principales dirigentes mundiales. Tras sus triunfos militares, no hizo declaraciones grandilocuentes ni adoptó posturas de caudillo triunfador. Se le consideraba un líder honesto y competente, que devolvía confianza y seguridad a la ciudadanía. Cariñosamente se le comenzó a llamar por su nombre, Ike, y el I like Ike se convirtió en un eslogan popular.
Nació en Denison, Tejas, el 14 de octubre de 1890, pero su juventud transcurrió en Abilene, Kansas, donde su padre trabajaba en los ferrocarriles. En su familia no existía tradición militar. Le atrajo la idea de ingresar en West Point porque le permitiría el acceso a una educación superior que no podía costear. Superó los difíciles exámenes de ingreso, al igual que los cuatro años de carrera. De su promoción inicial de 264 cadetes, únicamente 164 llegaron a graduarse. Ike lo hizo en el puesto 61.
Una carrera militar a través de dos guerras mundiales
El 2 de abril de 1917, en respuesta a una Alemania cuyos submarinos hundían cualquier buque que se dirigiese a Reino Unido, entre ellos algunos americanos, el presidente Woodrow Wilson solicitó del Congreso la declaración de guerra y la movilización inicial de 500.000 soldados. El ejército de unos 200.000 efectivos en 1916, pasó a superar los tres millones a lo largo de la Primera Guerra mundial. Dos millones se trasladaron a Francia.
Eisenhower ascendió a capitán en marzo de 1918…