El crecimiento de la matriculación escolar en América Latina ha pasado del 52% en 1970 al 83% en 2010. La conciencia de la importancia de la educación ha sido clave: en Brasil, por ejemplo, en 2009 pasó a ser la segunda preocupación de los ciudadanos tras la inseguridad.?
De los 15 países con mayor grado de desigualdad en el mundo, 12 están en América Latina, una región cuya tasa de homicidios triplica la media mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). La razón es la misma: el fracaso de sus sistemas educativos como instrumento para impulsar la movilidad social.
El promedio del coeficiente Gini de la región, que mide la desigualdad de ingresos, es un 65% más alto que en los países desarrollados y un 18% mayor que el del África Subsahariana. Dos tercios de la región tienen un coeficiente Gini de más del 0,5 y los demás están todos por encima del 0,4. A su vez, sociedades más justas son inviables sin una educación más equitativa, en la que estén garantizados unos mínimos comunes de calidad para todos.
Los países que más han avanzado en ese terreno han demostrado que la llave de acceso al desarrollo es la educación, por su enorme capacidad para promover el crecimiento y la estabilidad política al ayudar a superar diferencias sociales, culturales y de privilegio, y asegurar una mayor igualdad de oportunidades. Educar a las niñas e integrarlas en la fuerza laboral, por ejemplo, es especialmente importante para quebrar el círculo vicioso de la pobreza. Muchos estudios alrededor del mundo, muestran que los bajos rendimientos del sistema educativo son uno de los indicadores estadísticos más fiables sobre el potencial de violencia en un país. Según el ex presidente colombiano César Gaviria, “cuando la educación no funciona, los principales beneficiarios del crecimiento…