Cuando se editan algunos artículos como los publicados en este número valen la pena años de esfuerzo. En primer lugar “Acerca de Crimea”, del profesor Antonio Remiro Brotóns. Es difícil alcanzar la serenidad necesaria para abordar un asunto necesitado de cierta –no poca– objetividad, y de vigor, de ímpetu. El profesor Remiro es un gran investigador y escritor. Desde que fue invadida en marzo, Crimea es una clave del nuevo conflicto que enzarza a Rusia y la OTAN. Reunida en Gales, la Alianza Atlántica publica sus conclusiones al terminar su última cumbre, el 5 de septiembre. Ocupan 34 páginas. Pues bien, en su tercera línea incluyen palabras tajantes contra la agresiva acción de Rusia en Ucrania: son actos que amenazan a una Europa hoy en libertad y en paz.
De seguido la Alianza se refiere a un Plan de Acción Rápida, Readiness Action Plan, aprobado para responder con rapidez máxima a nuevas amenazas de seguridad. La OTAN condena en los términos más firmes (strongest terms) la escalada e ilegal intervención militar, al tiempo que exige a Rusia que retire sus tropas de Ucrania y de sus fronteras. Rusia, se dice, ha cometido una violación de la soberanía ucraniana y de su integridad territorial. Lo cual significa una grave brecha en la legislación internacional y una amenaza mayor a la seguridad euroatlántica. “No reconocemos ni reconoceremos la anexión de Crimea, que consideramos ilegal e ilegítima. Exigimos a Rusia que cumpla la legislación internacional además de sus responsabilidades y obligaciones; que ponga fin a su ilegítima ocupación de Crimea”.
Es uno de los comunicados más enérgicos publicados por la Alianza desde comienzos del siglo XXI.
Asimismo, las amenazas en Oriente Próximo y el norte de África están presentes en las conclusiones de Gales. Afectan directamente a la seguridad en esas zonas y en las de los países miembros, según la organización. La OTAN cree haber sido desafiada por la barbarie del Estado Islámico y condena sus actos violentos y cobardes. “Si la seguridad de cualquier aliado se ve amenazada, no dudaremos en dar todos los pasos necesarios para asegurar nuestra defensa colectiva” (atención al deterioro de la situación en la frontera entre Turquía y Siria).
En el ámbito presupuestario, la Alianza establece en sus conclusiones una guía para que cada uno de los 28 miembros dedique a la defensa el dos por cien de su PIB. Los aliados se esforzarán además por destinar, dentro de una década, un 20 por cien de ese presupuesto del dos por cien a nuevos equipamientos, lo cual incluye –importante es subrayarlo– partidas destinadas a I+D.
Como sostiene Judy Dempsey en este número, “tras los titulares y uno de los comunicados más largos de su historia, la cumbre ha dejado claras cuatro cosas que darán forma al futuro de la OTAN”. Primero, no habrá tropas sobre el terreno ni apoyo militar a Ucrania; segundo, la OTAN se está convirtiendo en una serie de coaliciones de voluntarios; tercero, los gobiernos europeos no aumentarán el gasto militar a pesar de las peticiones de Estados Unidos; y, cuarto, pese a los inmensos desafíos que encara la OTAN en sus flancos Este y Sur, sigue sin haber una percepción generalizada de amenaza que sirva para unir a los miembros de la Alianza.
Hay otros artículos relacionados con Ucrania. El primero, “Sonámbulos de nuevo: Europa y la pax americana”, de Joseph H. H. Weiler. El segundo, “Geopolítica y suministro de energía en Europa”, de Marcelino Oreja. Weiler, hoy director del European University Institute de Florencia, es uno de los grandes especialistas en la evolución de la Unión Europea. Oreja es consejero-delegado de Enagás.
Pero hay una materia que destaca, a nuestro juicio, en tanto que afecta a muchos lectores catalanes, nacidos o no en Cataluña, y a innumerables lectores españoles: el referéndum en Escocia del 18 septiembre y su desenlace contra su separación de Reino Unido. Dos autores estudian lo ocurrido: un parlamentario, hoy en la Cámara de los Lores, lord Forsyth, y una colaboradora habitual en nuestras páginas, Isabella Thomas: ambos desde Londres.
Política Exterior recomienda otros artículos: “El ébola, de largo: el rey, desnudo”, de Joan Tubau, director general de Médicos sin Fronteras España; y el de Carmelo Angulo y Marta Arias, de Unicef Comité Español, “¿Es el mundo un lugar mejor para los niños?”, en él, repasan los avances y obstáculos que aún sufren los niños 25 años después de la aprobación de la Convención de los Derechos del Niño.