SE abordan en este número tres grandes asuntos: el nacimiento del euro, los nuevos riesgos de inestabilidad en el Mediterráneo y la recuperación de Asia Pacífico. Pero es necesario entrar, en esta nota editorial, en otras tres cuestiones: los próximos cambios europeos, la difícil evolución de Rusia, los reformas económicas en Japón.
La Unión Europea (UE) se enfrenta a un período particularmente difícil, en el que las esperanzas se mezclan con riesgos muy altos. Quizá haya sido casi siempre así, desde 1952. La Unión afronta en estos días cambios profundos e indispensables en sus sistemas de decisión, y la ampliación con sus inevitables reformas presupuestarias. Sobre todo ello, llega la moneda única. En lo alto puede percibirse el vuelo de la PESC. Sin política exterior y de seguridad común, el proyecto de unión será un círculo sin cerrar, un esfuerzo incompleto, condenado.
Cuando este número llegue a manos de los lectores se habrán acordado oficialmente los países integrantes del euro, con las paridades de las diez monedas y once países que lo integran. Por esta vez el vocablo es justo: estamos ante una operación histórica, en la que hay muchas esperanzas e incertidumbres. En el corto plazo, la suerte electoral del canciller Kohl y de la coalición que encabezan los democristianos alemanes es la duda mayor. La posibilidad –o amenaza– de una gran coalición en Alemania no puede ser excluida. Por importante que resulte la figura del canciller, por fuerte que sea su impronta en los asuntos europeos, no hay que olvidar que los partidos y las administraciones avanzan movidos por centenares de líderes, no por una figura, por excepcional que sea.
La moneda única es un paso de gigante. Sus consecuencias económicas y financieras, pero también políticas y culturales, son inmensas. Nadie niega ya que la moneda avanzará como…