El autor apuesta por elaborar una estrategia a largo plazo que ayude al proceso de transformación que se vive en Rusia y en Europa del Este, algo parecido al plan Marshall. Distraído por la recesión, las preocupaciones internas y las elecciones de EEUU, Occidente hizo poco en 1992 para redefinir su política hacia el Este tras la caída del imperio soviético.