En los medios europeos predomina una imagen negativa del islam. Los programas que podrían desmantelar las actitudes intolerantes siguen siendo una excepción.
Resulta imposible identificar todas las microestructuras de la imagen del islam en los medios de comunicación. Lo que podemos demostrar es que, hasta hoy, en los principales medios impresos y electrónicos de países europeos, como por ejemplo Alemania, son de uso generalizado las ilustraciones y argumentos que apuntan a una imagen muy selectiva y negativamente uniforme. La revolución iraní de 1978-79 fue la llamada de atención que despertó a los medios alemanes. Antes, aunque se cubría la información sobre Oriente Medio, el islam era un asunto marginal. Eso cambió por completo con el auge del islam político. Las microestructuras discursivas aparecidas durante la revolución se han mantenido, con modificaciones, hasta hoy. Desde entonces, los medios alemanes han transmitido una y otra vez la idea de la inseparabilidad de la política y la religión dentro del islam. También es habitual la equiparación entre islam político y fundamentalismo radical, y la del fundamentalismo con terrorismo y extremismo. Distintos autores han estudiado en profundidad los mecanismos de selección consistentes en hacer caso omiso, enfatizar, repetir y simbolizar el todo mediante una parte, empleados por los medios de comunicación europeos. Solo en contadas excepciones los medios de comunicación occidentales hacen una distinción lingüística y argumentativa clara entre fundamentalismo y terrorismo. Lo que vemos aquí no es solo una percepción selectiva, sino una lógica mental centrada en la peor de las situaciones posibles. Si el islam se equipara con la política, esta se identifica con el fundamentalismo y este equivale al extremismo, es lógico llegar a la conclusión de que el islam en su conjunto debe ser propenso a la violencia, lo cual acentúa la relación entre el actual discurso de los medios…