Desde la crisis económica mundial, las perspectivas de empleo para los jóvenes han empeorado continuamente en todo el mundo. La situación es especialmente grave en los países árabes debido a otros factores específicos.
Además de la crisis económica, algunos países han sufrido cambios políticos tras la Primavera Árabe. “Empleo, libertad y dignidad” fue el lema de la Revolución de los Jazmines de enero de 2011 en Túnez, que tuvo un efecto dominó en toda la región. El impacto económico inicial de la Primavera Árabe ha sido negativo a causa de la inestabilidad política y de la agitación social, especialmente para los sectores turístico, productivo y exportador, así como para la inversión extranjera directa, que ya era baja debido a la crisis económica mundial.
Incluso antes de la Primavera Árabe, las difíciles condiciones del mercado laboral y la falta de empleos decentes para los jóvenes ya estaban bien documentadas en los países árabes (ETF 2012, Bardak, IEMed 2014). Los mercados laborales están segmentados por líneas que los dividen en públicos y privados, formales e informales, y modernos y tradicionales, y se caracterizan por su notable informalidad y precariedad, una participación muy baja de la mujer, un elevado desempleo y un empleo agrario significativo. De hecho, la región tiene la tasa de desempleo juvenil más alta del mundo (el 28% en 2013), y se prevé que aumente hasta el 30% hacia 2018 (OIT 2014). La mayoría de los desempleados (hasta el 80% en algunos países como Egipto) son jóvenes que buscan trabajo por primera vez y sin experiencia laboral.
Esto ocurre a pesar de que la participación media de la mano de obra juvenil es inferior a la media mundial (alrededor del 31% según OIT 2013) y de que la proporción de jóvenes escolarizados está aumentando. El índice de matriculación bruta en…