La desbancarización está llegando a la financiación de la “economía real” vía inversión colectiva. Falta que los bancos reduzcan una cuota excesivamente alta. En España el 90 por cien de las IIC comercializadas pertenecen a grupos bancarios; el 50 por cien de ellas a los tres principales.
La transformación del sistema financiero español como consecuencia de la crisis económica asociada al estallido de la burbuja inmobiliaria se convertirá en un caso de estudio internacional. Si bien sus capítulos finales están aún por escribir, los rasgos más importantes del proceso están ya definidos, entre ellos la intensidad en la reducción del censo de entidades y el papel de eje central que han desempeñado los tres grandes bancos. Entre Santander, BBVA y CaixaBank han absorbido el 30 por cien de los activos implicados en las operaciones corporativas. El sistema bancario español ha pasado de caracterizarse por una elevada competencia (en gran medida con entidades nacionales) a operar casi en régimen de oligopolio en el que se ha reducido aún más la presencia de la banca extranjera, prácticamente inexistente en la actividad minorista.
La corrección acumulada del PIB español desde los máximos del primer trimestre de 2008 (1T08) hasta el mínimo de verano de 2013 se cuantifica en un 10 por cien. El avance desde el punto de inflexión definitivo permite que se haya recuperado lo perdido en la segunda parte de la recesión, la asociada a la crisis de deuda pública y, en el caso de España, al rescate de varias entidades financieras en 2011 y 2012. Ahora estamos inmersos en la recuperación de la primera caída del PIB (2008-09), en lo que, en caso de confirmarse, supondría un ciclo en “W” de unos 10 años de duración (“la década perdida”).
¿Qué ha cambiado en el sistema financiero español? Además de la…