Arrestos arbitrarios, falta de libertad de expresión y asociación, discriminación de la mujer o por motivos religión, siguen siendo algunas de las acusaciones contra el reino.
El 23 de enero de 2016 se cumplía un año de la entronización del rey Salman bin Abdelaziz al Saud, un cambio de liderazgo que, sin embargo, no ha aportado avances significativos en la situación de los derechos humanos en Arabia Saudí.
En 2016, las autoridades del país siguen practicando detenciones arbitrarias, juzgando y condenando a disidentes pacíficos. Docenas de defensores y activistas por los derechos humanos cumplen largas penas de prisión por criticar al gobierno o reclamar reformas en materia de política y derechos. Las autoridades siguen discriminando a las mujeres y a las minorías religiosas. En los ataques aéreos de la coalición –encabezada por Riad– contra las fuerzas hutíes en Yemen, se ha recurrido a bombas de racimo prohibidas y a bombardeos ilegales causando víctimas civiles.
Libertad de expresión, asociación y credo
Arabia Saudí continúa reprimiendo la militancia pro-reformista y la disidencia pacífica. En 2016, más de una docena de prominentes activistas, acusados de cargos relacionados con sus actividades pacíficas, cumplen largas penas de cárcel.
En 2014, el tribunal antiterrorista saudí condenó al destacado activista Walid Abu al Jair a 15 años de prisión. Los cargos que se le atribuían se derivaban únicamente de sus críticas pacíficas, en entrevistas a los medios y en las redes sociales, a las violaciones de los derechos humanos.
El 9 de enero de 2015, el famoso bloguero Raif Badawi recibió 50 azotes en público. El castigo era parte de la condena que recibió en 2014 por abrir un sitio web liberal e insultar presuntamente a las autoridades religiosas. El 7 de junio el Tribunal Supremo ratificaba la sentencia de Badawi a 10 años…