No hace falta darle al play para saber que vamos con Mr. Bates. Tampoco hace falta conocer ni remotamente el caso, ni saber si es real ni si se ha resuelto. El título basta. Vamos con Mr. Bates como vamos con David, contra Correos porque es Goliat.
Mr. Bates contra Correos (2024)
Dirección: James Strong
Movistar+
Reino Unido
La serie, disponible en Movistar Plus+, dirigida por James Strong (2023) y protagonizada por un espléndido Toby Jones, consta de cuatro ágiles capítulos que condensan prácticamente dos décadas de un caso real que resulta más incomprensible cuanto más se conoce. El guion funciona, las elipsis también y la colorida fotografía se encarga constantemente de recordarnos que estamos en el Reino Unido, un país que pertenece a ese selecto club de naciones donde “estas cosas no pasan”.
Cientos de personas fueron despedidas, demandadas y arruinadas tras la implementación de un software contratado a Fujitsu que Correos no sabía ni podía revisar o evaluar, pero con capacidad de manipular artificialmente la contabilidad de sus oficinas. Esas oficinas están a cargo de sus subdirectores, que se presentan casi como pilares institucionales en sus pequeñas comunidades rurales, personas queridas por todos los vecinos. Ellos eran responsables de que cuadraran las cuentas de su oficina, pero el montante desaparecía de la pantalla sin que pudieran hacer nada.
«El individuo contra el sistema, el ciudadano contra una administración invisible que está echando su vida a perder sin poder evitarlo»
“A todos nos decían lo mismo, tu caso es el único”. El individuo contra el sistema, el ciudadano contra una administración invisible que está echando su vida a perder sin que pueda hacer nada por evitarlo. Más allá de la indignación y la empatía que se siente al ver la injusticia que sufren personas anónimas, normales, desprotegidas e inocentes; la serie deja reflexiones profundas sobre el sistema, la arbitrariedad y la indefensión. Es la sugestiva historia inmortal de la lucha justa del débil contra el fuerte, pero acercándonos a un caso real que levantó las costuras del pulcro vestido institucional británico.
La arrogancia de las directivas de Correos y una serie de incentivos perversos que les empujan a proteger la reputación de la marca –derrochando recursos y dinero público– castigan a trabajadores inocentes de manera desmedida, y empatizamos con ellos, porque “podrían ser cualquiera”.
El rotundo éxito del trabajo de casting es precisamente ese, que “podrían ser cualquiera” y que la fuerza de la naturalidad de personajes como el de Monica Dolan es incontestable. En uno de los mejores diálogos de la serie, el personaje que interpreta le pregunta al abogado qué ha pasado con su dinero. Con sus ahorros, con la vida que dejó atrás, con los años y el sacrificio que le ha costado todo esto. Tiempo después descubre, estupefacta, que su dinero está simplemente en la cuenta anual de beneficios de Correos. No era un caso de corrupción, ni había nadie enriqueciéndose a su costa. Es un absurdo caso de mala gestión que se llevó muchos futuros por delante.
«Más allá de la indignación y la empatía ante la injusticia, la serie deja reflexiones sobre el sistema, la arbitrariedad y la indefensión»
Ni Correos contrata a Fujitsu para arruinar la vida a cientos de trabajadores, ni Fujitsu desarrolla Horizon para robar dinero a los responsables de las oficinas de Correos. Pero se va liando. Y terminas poniendo en entredicho la credibilidad y la integridad moral de una empresa pública fundamental, y de todo el gobierno por extensión. Es difícil no pensar en cosas que estaban pasando esos años –el Brexit– y que probablemente tampoco se idearan para arruinar a un país ni para defenestrar a varios gobiernos, ni para condenar al Partido Conservador a una de sus peores crisis. Los tories lo han pagado hace muy poco. El servicio postal lo pagará en el pensamiento de cientos de miles de personas que entran cada día en sus oficinas y se acuerdan de Mr. Bates contra Correos.