POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 15

Crisis y cambio en Hungría

Carmen González Enríquez
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Decía un político húngaro: “Cuando viajo a Occidente para dar alguna charla o participar en alguna conferencia, vuelvo siempre con la sensación de que no han entendido nada. Las palabras no significan lo mismo allí y aquí.” Ésta es, efectivamente, una de las primeras impresiones que se perciben al entrar en contacto con la vida política de esta Centroeuropa socialista: la necesidad de comprender otro lenguaje.

Tomemos, por ejemplo, dos palabras tan utilizadas en la vida política como las de derecha e izquierda. Si definimos la derecha a partir de los valores del liberalismo económico moderno, es evidente que esta derecha no existía o estaba en la clandestinidad en los países socialistas. Pero si identificamos la derecha por sus referencias morales y culturales (actitudes frente a la familia y la sexualidad, la educación, la defensa del orden o la imposición del buen gusto) comprobaremos sorprendidos hasta qué punto se asemejan los valores de la que fue elite socialista con los de las clases medias conservadoras en la Europa occidental.

¿Y qué ocurre con los valores políticos? La defensa de las libertades públicas, ¿es un valor de izquierdas o de derechas? Seguramente la pregunta no tiene sentido fuera de un marco histórico y geográfico, pero en cualquier caso para un observador español no deja de ser chocante que en Hungría se denomine “derecha” a los que más se han distinguido por su defensa de las libertades públicas y que en su mayoría son intelectuales con un nivel de vida similar o inferior a la media.

Tomemos otra palabra clave, como “socialismo”. Podría pensarse que en regímenes que se autodenominan socialistas existiría una definición más o menos clara de lo que este término significa, aunque sólo fuera como identificación con lo existente. Sin embargo, lo que muestran los estudios de opinión y…

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