>   NÚMERO 48

Crisis, crisis…

Carta a los lectores
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Todavía, a mediados de 2007, la economía mundial, la española en el grupo de cabeza, crecía de manera espectacular. Las preocupaciones para los encargados de las políticas económicas provenían del encarecimiento de los precios del petróleo y de los alimentos. Súbita y simultáneamente sonaron las alarmas: la financiera, la inmobiliaria y finalmente la pérdida de la confianza.

Javier Gómez-Navarro describe en este número la aparición y la evolución de la crisis. En el cuarto trimestre de 2008 el PIB español caía a una tasa anual del 4,1%, algo completamente desconocido y, sin embargo, ligeramente inferior al descenso que registraba la economía de Estados Unidos. La caída en Corea del Sur era del 20,8% en el mismo trimestre del año, en Japón un 12,7%, 8,2% en Alemania, 5,9% en Reino Unido, 6,1% el promedio de contracción de la Unión Europea. La economía española resistía menos mal quizá porque las políticas anticíclicas fueron las primeras en adoptarse. En apenas seis meses se pasaba de un superávit presupuestario del 2,2% del PIB a un déficit a finales de 2008 del 3,8%. Prácticamente un esfuerzo fiscal del 6%. Se ha suavizado la retracción de la demanda de consumo amenazada por una aceleración del desempleo: 3.481.859 parados en febrero de 2009. El número de afiliados a la Seguridad Social descendía en 12 meses en 1.140.000. Las cuentas públicas sufren el doble deterioro de un incremento de las prestaciones y una reducción en el número de cotizantes. Lo mismo sucede con las bases tributarias por una menor producción y comercialización de bienes y servicios. El equilibrio de las cuentas públicas y la percepción de solvencia de la economía española empieza a hacerse sentir en los mercados internacionales.

El crecimiento acelerado de la economía española ha estado soportado por un aumento del 18,4% de los préstamos a…

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