En América Latina el 10 por cien más rico de la población concentra el 32 por cien de los ingresos totales, mientras que el 40 por cien más pobre solo percibe el 15 por cien. Estas sociedades seguirán siendo bastante desiguales aun después de una importante redistribución fiscal.
A comienzos de 2014 la aparición de la versión inglesa del libro de Thomas Piketty, Capital in the Twenty-First Century produjo una revulsión profunda en el ámbito de las ciencias sociales. A partir del estudio de cómo se ha producido la concentración de la riqueza y su distribución en los países desarrollados durante los últimos 250 años, Piketty sostiene que la causa de la persistencia de la desigualdad en estos países hay que buscarla en la acumulación de rentas del capital, que crecen a un ritmo más rápido que la economía, lo que abre la brecha entre las clases medias, sostenedoras de las democracias occidentales, y los más ricos. Es decir, si la tasa de retorno del capital es mayor que la tasa de crecimiento de la economía, la riqueza heredada aumentará más rápidamente que el ingreso salarial, y los dueños del capital tendrán una participación cada vez más alta en el producto nacional…