A pesar de la severidad en las facciones de su rostro, Elham Ahmed es de sonrisa fácil y de trato afable. La entrevista tiene lugar en sus oficinas de la ciudad de Qamishli, en el noreste de Siria. En tanto que copresidenta del Consejo Ejecutivo, ocupa el cargo más alto en la jerarquía de la autodenominada Administración Autonómica del Norte y Este de Siria (AANES). Órgano que a su vez lidera el Consejo Democrático Sirio, una suerte de parlamento de esta región que se extiende a lo largo del sur de Turquía, desde la frontera oriental siria con Irak hasta toparse al oeste con el cantón de Afrín. Ahmed es precisamente oriunda de este distrito de mayoría kurda hoy ocupado por las tropas de Ankara y las milicias islamistas locales que respalda. En este tramo de Siria coloquialmente conocido como Rojava, habitan entre 2,5 y tres millones de personas. Los kurdos, minoría en una Siria mayoritariamente árabe, son ahora mayoría en esta autonomía de facto.
Para Turquía, el proyecto político que lidera Ahmed se ha convertido en su principal enemigo en el tablero sirio por las relaciones que la AANES y su rama armada, las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) mantienen con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán turco (PKK) al que tilda de grupo terrorista.
Si bien los frentes se han acallado en un país que supera ya la década de guerra, Siria yace en ruinas al tiempo que Bashar al Assad se proclamaba en mayo vencedor de las elecciones presidenciales con un 95% de los votos, en unos comicios condenados tanto por la oposición siria como por la comunidad internacional. Al Assad ha ganado la batalla en el plano doméstico, pero la contienda se ha visto enquistada en su dimensión internacional con media docena de actores interfiriendo en el tablero sirio en defensa de sus respectivos intereses.
Entre el caos de la guerra, los kurdos han sabido crear una oportunidad para construir su sueño autonómico que hoy se ve amenazado por tres frentes: el avance turco desde el Norte, desde el centro por Damasco que intenta reimponer el gobierno central y la oposición siria en el exilio que les ha expulsado de toda mesa de negociación. Las FDS y un compendio de milicias árabes y kurdas liderado por éstas últimas se han convertido en las tropas sobre el terreno para la aviación de la coalición internacional en la lucha común contra el grupo Estado Islámico (EI). Si bien esta zona logró preservarse de la violencia los primeros años de contienda, el envite del grupo terrorista en 2014 les llevó a crear sus propias milicias kurdas para defender el territorio. La amplia difusión en los medios de las milicianas kurdas combatiendo al califato y su política de género les ha valido la simpatía de la opinión pública occidental. Ya en la década de los noventa, en edad universitaria, Ahmed se embarcó en la lucha por la defensa de los derechos de los kurdos y en el establecimiento de las bases del movimiento de mujeres. En 2011 fue una de las fundadoras del proyecto autonómico y hoy ocupa uno de los más altos cargos en la jerarquía política de la Administración. Asegura que ambos, el proyecto político y el de género, son pioneros y pueden servir de ejemplo al resto de la región. Sin embargo, en el terreno, voces discordantes emergen: desde las tribus árabes que se oponen a un dominio político-militar kurdo en la zona a las críticas internas al movimiento que acusan a la AANES de replicar en su séptimo año de vida la verticalidad y corrupción que caracterizan a la administración central siria.
Natalia Sancha: Han transcurrido más de siete años desde que se declarara, en enero de 2014 y unilateralmente, una Administración Autonómica en el Norte y Este de Siria (AANES). ¿Qué objetivos ha logrado en este tiempo?
ELHAM AHMED: La Administración ha demostrado ser un proyecto democrático con el objetivo de que el pueblo viva por sí mismo. El mayor objetivo logrado ha sido la participación de las mujeres en todos los ámbitos y sobre todo en los niveles de decisión. Algo que supone un barómetro importante y demuestra que esta Administración va en la dirección correcta. El segundo logro ha sido construir un sistema descentralizado y demostrar que el sistema centralizado no funciona y que los pueblos pueden organizarse por sí mismos. También contamos otros dos grandes objetivos alcanzados: la derrota de Estado Islámico y, por ende, de los yihadistas radicales, así como haber dado esperanza a otras gentes demostrando que existe una alternativa al sistema baazista para poder forjar una vida mejor. Por último, cabe mencionar otro punto importante y es que la situación de opresión y persecución que sufren los kurdos se ha dado a conocer a nivel internacional y global. Gracias a la AANES hemos logrado igualmente establecer canales abiertos con otras comunidades para compartir nuestros dilemas.
N.S.: La AANES y, en particular las milicias kurdas, mantienen una relación neutral con el gobierno de Bashar al Assad que no es ni su aliado ni su enemigo. ¿Qué ha sido de las negociaciones con Damasco?
E.A.: No podemos considerar nuestras conversaciones con el régimen como negociaciones formales, se trata prácticamente de una reunión al año. No vemos una solución con el régimen a corto plazo.
N.S.: ¿Cuáles son las condiciones que pone Damasco para un acuerdo?
E.A.: El régimen tiene una mentalidad de dictadura y lo que nos pide es que retornemos a la situación de antes de 2011 [cuando comenzaron las masivas protestas populares antes del estallido de la guerra] como si nada hubiera ocurrido. Por ejemplo, ni siquiera acepta que se enseñe la lengua kurda en las escuelas [que hoy forma parte del currículo académico].
N.S.: ¿Qué les ofrece el régimen?
E.A.: Básicamente lo que ofrece es que las Fuerzas Democráticas Sirias puedan unirse al Ejército Árabe Sirio (EAS y tropas nacionales), pero a condición de que pasemos por un proceso de reconciliación en el que los políticos debemos disculparnos ante Damasco. No queda claro ni siquiera si, de hacerlo, seríamos perdonados o arrestados.
N.S.: ¿Cuál es la situación actual en el frente del norte de Siria tras la invasión turca de octubre de 2019?
E.A.: Los rusos están usando la carta turca en nuestra contra: a veces nos presionan para entregar más ciudades al régimen amenazando que, de lo contrario, las ocuparán los turcos [en referencia a las tropas turcas y las milicias sirias locales aliadas y a las que la AANES se refiere como “mercenarios”]. Los rusos podrían jugar un papel más positivo y presionar más al régimen, pero no son imparciales. Actualmente hay combates en la ciudad de Ein Issa a pesar de que Rusia está a cargo de monitorear que se respete el armisticio sellado entre Damasco y Ankara por el que las tropas sirias debían desplegarse en la zona. Moscú podría jugar un rol más activo para frenar las violaciones de las tropas turcas y los mercenarios aliados.
N.S.: La coalición internacional ha supuesto su más valioso aliado y, sin embargo, el expresidente norteamericano, Donald Trump, anunció en varias ocasiones la retirada completa de sus tropas del noreste de Siria. ¿Cuál es la nueva postura de la coalición internacional tras la llegada de Joe Biden?
E.A.: Las tropas de Estados Unidos siguen aquí y tras la llegada de Biden, la coalición internacional ha emitido un comunicado asegurando que se quedan y de forma indefinida. Su presencia es positiva y puede jugar un rol para presionar en pos de una solución política del conflicto.
N.S.: Respecto a la oposición siria que se sienta en Ginebra en la mesa de negociación auspiciada por la ONU, ¿cuál es su relación después de que les expulsaran de las rondas de debate?
E.A.: Cuando hablamos de oposición, tenemos que dividirla en dos. Con la oposición asentada en Turquía no tenemos ninguna relación porque solo refleja los intereses del Estado turco. Su actitud y lenguaje hacia nosotros es incluso más duro que el que sostienen los turcos. Se han olvidado de los motivos por los que comenzó esta revolución y que el régimen sirio sigue ahí. Son una mera herramienta de Turquía. Con otros actores de la oposición mantenemos una buena comunicación y estamos preparando actualmente una conferencia en la que participarán diversas fuerzas democráticas con el fin de crear una nueva plataforma de oposición política al régimen. Esta decisión surge tras observar el embotamiento del proceso de Ginebra, así como del Comité Constitucional Sirio que, aunque no quieran admitirlo, ha fracasado y no va a ninguna parte. De esta parálisis surgió la idea de crear una vía alternativa.
N.S.: Bashar al Assad ha ganado la guerra en el plano militar, pero lo ha hecho en un país hoy en ruinas. ¿Cuáles son las principales urgencias en materia de reconstrucción en el norte y noreste del país?
E.A.: El apoyo internacional que hemos recibido hasta ahora ha sido muy limitado e insuficiente por lo que dependemos de nuestros propios recursos que, a su vez, son también limitados e insuficientes. La Administración ha decidido reabrir las escuelas para sacar a los niños de las calles, pero necesitamos que la comunidad internacional reconozca el currículo académico establecido que es diferente del que mantiene el régimen sirio.
N.S.: Políticamente, la AANES defiende que busca un sistema autonómico y no la independencia. ¿Es el Gobierno Regional de Kurdistán (KRG, por sus siglas en inglés) el modelo a seguir?
E.A.: El modelo del KRG es un modelo kurdo por lo que aquí es diferente, porque se trata de un proyecto multiétnico al servicio de todas las gentes que viven en esta zona y no solo de los kurdos. Otra diferencia es que aquí las mujeres representan un pilar clave en la organización mientras que allí no juegan el mismo rol. Y, finalmente, en Irak el sistema está centralizado, por lo que es dependiente de Bagdad, mientras que aquí se busca la descentralización. A título de ejemplo, allí los profesores siguen recibiendo sus sueldos de Bagdad, por lo que el gobierno central podría paralizarles en cualquier momento.
N.S.: ¿Cuáles son las dificultades a las que se enfrenta la Administración, dominada por kurdos, para gestionar una región donde los árabes se han convertido en minoría?
E.A.: No hemos notado tensiones. Las FDS están en Raqqa [de mayoría árabe y antigua capital del autoproclamado califato] para la protección de los civiles y sus unidades las integran los hijos de Raqa, las gentes de allí.
N.S.: ¿Qué tipo de relación mantiene la Administracio n con el Partido de los Trabajadores del Kurdistá n turco (PKK)?
E.A.: Cuando la revolución empezó aquí, el PKK la apoyó. La influencia del PKK entre la población es importante y a día de hoy los ciudadanos se siguen sumando al movimiento. Esto no es un secreto. El Partido de los Trabajadores tiene una ideología muy sólida en materia de ecología, así como sobre el empoderamiento de la mujer que inevitablemente se refleja en el proyecto de Rojava. La influencia ideológica sobre nosotros se sostiene a largo plazo y no se puede frenar. Sin embargo, tomamos nuestras propias decisiones en el terreno y en eso el PKK no puede intervenir. De hecho, puede que incluso las critiquen. Sin embargo, Turquía usa al PKK como una excusa para atacar el norte de Siria. El PKK no está ni en Armenia ni en Libia y, sin embargo, Turquía también ha lanzado ataques allí.
N.S.: ¿Cuál es, en su opinión, el camino para salir del agujero en el que se encuentra Siria?
E.A.: Desafortunadamente, la guerra siria se ha prolongado demasiado en el tiempo y no se avista una solución en el horizonte. Ya no se trata de una guerra de sirios contra sirios, sino de un conflicto internacional. Aunque Al Assad quisiera encontrar una solución y terminar esta guerra no podría, porque los actores que participan en la contienda no le dejarían. Cada actor involucrado en la guerra siria quiere encontrar una solución que favorezca sus intereses y, por supuesto, a costa de la población siria. Sabemos que el modelo que se establezca en Siria servirá para ser replicado en todo Oriente Medio. Turquía es consciente de ello, razón por la que están tan apegados a Siria y no piensan irse. Ankara sabe que de resolverse la cuestión kurda en Siria, ello impactará en Turquía [donde viven más de 14 millones de kurdos] y, por eso, no les interesa que se ponga fin ni a la guerra en Siria ni a la cuestión kurda. El mismo escenario se antoja para Irán, porque de resolverse la cuestión kurda aquí tendrían que resolverla allí también, de ahí que entraben toda solución. En resumen, Irán apoya al régimen, que es muy rígido con nosotros, y al mismo tiempo la oposición es respaldada por Turquía y ambos mantienen una postura también dura hacia nosotros. Así que la crisis perdura.
N.S.: A parte del tablero militar, la AANES mantiene una doble lucha ideológica contra el pensamiento radical que promulga el EI, por un lado, pero también dentro de la propia población local que es mayoritariamente patriarcal por otro. ¿Cómo se concilian internamente estos dos frentes ideológicos?
E.A.: Ambas ideologías se cruzan porque ambas hunden sus raíces en el patriarcado. Ambas necesitan ser combatidas por instituciones ya que las dos tienen como objetivo directo a las mujeres que usan para lograr sus propios intereses.
N.S.: ¿Qué se ha hecho en la AANES por la igualdad de género?
E.A.: Desde 2013 hemos redactado nuevas leyes que han dado forma al Contrato Social [suerte de constitución de la Administración] que rige en toda la región autonómica. Entre ellas se encuentran la abolición de la poligamia, la igualdad a la hora de percibir herencias o la concesión de la custodia de los hijos a las madres, entre otras.
N.S.: La participación de la mujer en el campo militar no es una novedad histórica ya que tuvo lugar en varios movimientos de liberación como en la región, como en Argelia, Palestina, pero una vez acabada la guerra, las mujeres han sido sistemáticamente expulsadas de los puestos de decisión. En tanto que copresidenta del Consejo Ejecutivo y máxima autoridad en la Administración, ¿cómo cree que las mujeres pueden mantenerse en estos puestos de toma de decisiones?
E.A.: Somos muy conscientes y hemos aprendido las lecciones que nos ha dado la historia. Por ello, entre las precauciones que tomamos están, por ejemplo, la creación de un movimiento enteramente femenino y no la asignación de puestos puntuales a mujeres. Las mujeres están presentes en todas las secciones militares y políticas en los más altos cargos. No se puede tomar ninguna decisión sin nuestra aprobación. Incluso en la primera reunión que tuvimos para crear el Consejo Democrático Sirio decidimos posponer la formación de éste porque no contábamos con suficientes mujeres para cubrir la cuota de género acordada. A pesar de las protestas de los camaradas, postergamos la formación del Consejo hasta contar con suficientes candidatas cualificadas para ocupar los puestos establecidos para mujeres.
N.S.: Ha sido activista política contra Bashar al Assad, luchó contra el EI y hoy lo hace políticamente contra las tropas turcas y las milicias locales aliadas. ¿Cuál es su peor enemigo?
E.A.: Estas tres luchas son similares. Para los tres nos hemos convertido en objetivos físicos a aniquilar. Son mentalidades radicales y dictatoriales que crecen desde una misma raíz: el régimen sirio hace desaparecer a la gente en sus cárceles; el EI ejecuta a quien se le opone y Turquía perpetra crímenes de guerra.
La diferencia entre estos tres frentes es que contra el EI la comunidad internacional nos apoya y luchamos juntos. Sin embargo, de cara a la invasión turca no hay nadie que nos respalde. En cuanto al régimen, los actores están divididos en sus posturas.