En 1998, el crecimiento asiático se ha detenido y con él ha reaparecido la pobreza a una escala desconocida desde hacía varias décadas. Las consecuencias sociales de la crisis financiera exigen la atención mundial y deben orientar los trabajos de las organizaciones internacionales. El Banco Mundial acaba de elaborar por ello un extenso informe, East Asia: the road to recovery en el que analiza el problema y plantea cómo afrontarlo.