Es un hecho indiscutible que la aviación es un sector altamente dependiente de los combustibles fósiles. Para poder reducir (y eliminar por completo en un futuro) dicha dependencia, es necesario definir una ambiciosa estrategia de mitigación que haga compatible dicha mitigación con el desarrollo de un sector estratégico para España, no solo para garantizar la interconexión del territorio, sino también por su contribución al turismo y, por tanto, al desarrollo económico del país.

Además de la renovación de la flota y de la eficiencia de las operaciones, la aviación necesita el avance acelerado de tres tecnologías claves para su descarbonización: la electrificación, el hidrógeno verde y los combustibles sostenibles de aviación (SAF, por sus siglas en inglés). De estas tres, solo los SAF constituyen una solución real e inmediatamente disponible para que el transporte aéreo cumpla con los objetivos de reducción de emisiones de la Unión Europea para los años 2030 y 2050. La electrificación empieza a desarrollarse, pero para pequeños aviones y distancias de corto y medio radio, y el hidrógeno verde es una tecnología con un grado de madurez inicial (TRL básico), pero solo servirá a la descarbonización en el futuro, pues requiere transformar el diseño de las aeronaves y la infraestructura del aeropuerto. Los SAF, sin embargo, presentan las mismas características fisicoquímicas que el combustible convencional de aviación, lo que permite su uso de manera inmediata (tecnologías drop-in), sin requerir adaptaciones o modificaciones ni de la infraestructura de suministro, ni de los motores, ni del diseño de las aeronaves.

Naturaleza de los SAF

Los combustibles sostenibles de aviación son los utilizados en aviones a reacción, que tienen una huella de carbono menor que los combustibles tradicionales (en términos de ciclo de vida), tanto por su composición como por el modo en que se…