Estados Unidos y China están inmersos en un equilibrio peligroso: al mismo tiempo que buscan evitar que sus relaciones se deterioren aún más, no pierden oportunidad de fortalecer su posición y quitar ventajas al rival. La visita del 5 de febrero a Pekín del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, buscaba relajar tensiones entre los dos países. La localización el 1 de febrero de un globo de origen chino a gran altitud sobre el Estado de Montana, con objetivos de espionaje según oficiales del ejército de EEUU, llevó a la cancelación del viaje de Blinken, mostrando el grado de desconfianza y la creciente tensión entre los dos países.
En las últimas semanas, la rivalidad había aumentado tras varias decisiones de la administración Biden, entre ellas detener la concesión de nuevas licencias a empresas estadounidenses para exportar a Huawei. El objetivo, impedir el acceso de empresas chinas a software…