ChatGPT, el modelo de lenguaje avanzado por IA y desarrollado por la compañía estadounidense OpenAI, ha provocado innumerables debates entre académicos, medios de comunicación y responsables públicos. Pocos dudan sobre el potencial de esta tecnología respaldada por Microsoft con una inversión de 10.000 millones de dólares este año. Las posibilidades parecen infinitas. Podría aumentar la productividad de manera exponencial en varios sectores, pero a la vez tendría un impacto enorme en el mercado laboral a corto y medio plazo. Goldman Sachs calcula que hasta 300 millones de empleos podrían automatizarse en el mundo, afectando especialmente a las economías más avanzadas. A largo plazo, como ha ocurrido con otros grandes desarrollos tecnológicos, se crearían también nuevos puestos de trabajo.
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La inquietud entre los reguladores es evidente. Italia anunció hace unas semanas el bloqueo temporal de ChatGPT por no respetar la ley europea de protección de datos. Otros países como Francia…