POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 131

Centroamérica: viejo escenario en tiempos nuevos de crisis

Manuel Alcántara Sáez
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El golpe de Estado en Honduras ha puesto fin a un periodo de notable estabilidad regional. Si la actuación del ejército hondureño es una llamada de atención en Guatemala y Nicaragua, los atajos anticonstitucionales de Zelaya son una lección para toda América Central.

La crisis desencadenada en junio de 2009 en Honduras ha llamado la atención sobre el acontecer en América Central, una región que, si bien gozó de una notoria centralidad en los cinco lustros que siguieron a la eclosión guerrillera de la segunda mitad de la década de los setenta, había entrado en el más puro ostracismo desde la perspectiva de los analistas internacionales. Aupada en una tradición ejemplar de 60 años de democracia en Costa Rica y en el legado de los acuerdos de paz de El Salvador y Guatemala de la última década del siglo XX, así como de la transición democrática en Nicaragua tras el triunfo de la revolución sandinista, América Central ha vivido un periodo de inusitada estabilidad que ahora parece parcialmente quebrada.

Sin embargo, a pesar de tratarse de un suceso muy serio, el golpe de Estado perpetrado en Honduras no debe ocultar la dinámica política vivida en el entorno del istmo a lo largo de 2009 que muestra rasgos de evidente interés. América Central es una región que apenas si sobrepasa los 40 millones de habitantes y donde a pesar de una gran heterogeneidad de los siete países que la integran (a los cuatro señalados deben añadirse Belice, Honduras y Panamá), hay elementos que se extienden a la mayoría como es el drama de la desigualdad y la pobreza, la inseguridad ciudadana que provoca la actividad en aumento de las maras (pandillas delictivas juveniles), y el hecho de haberse transformado en una zona de tránsito del narcotráfico.

Dependiente históricamente de Estados Unidos,…

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