POLÍTICA EXTERIOR  >   NÚMERO 158

Carta de América: Un balance de éxitos y desilusión

En año de elecciones ‘mid-term’ y en la recta final de su presidencia, la valoración de Obama se ve empañada por la intransigente oposición de los republicanos y la desilusión del ala liberal demócrata.
Jaime de Ojeda
 | 

Con su discurso sobre el estado de la Unión, el 28 de enero, Barack Obama ha iniciado los últimos años de su segundo mandato presidencial. Ha pasado suficiente tiempo, seis años, para enjuiciar su recorrido y pensar cómo lo va a terminar. Reina entre sus partidarios una gran desilusión, motivada en parte por las elevadas expectativas con que fue acogida su histórica victoria. Pocos parecen recordar ahora lo que significó entonces la elección de un negro, y de padre africano para mayor inri, para la más alta magistratura de la nación. Pocos se dan cuenta de lo que este extraordinario acontecimiento significó para la imagen mundial de Estados Unidos, al reforzar la ilusión de que cualquier cosa es posible en su democracia y reducir su terrible e inevitable lacra racista.

Ignorando este importante aspecto de su presidencia, la desilusión obra sobre todo entre el ala “liberal” de los demócratas, y la masa juvenil de toda una nueva generación cuyo ingreso en el censo electoral determinó en último término su victoria electoral. Esperaban que con la mayoría demócrata en ambas cámaras, Obama pondría en práctica el programa progresista que tanto anhelaban después de la “purga” republicana de los ocho años anteriores. El presidente frustró sus aspiraciones pretendiendo moderar esa ola progresista en un intento de superar la polarización política del país. Pensó que siguiendo un curso centrista podría conseguir soluciones bipartidistas. Cifró los primeros pasos de su presidencia en la confianza que le daba su probada experiencia conciliadora, lo que ahora parece como una gran ingenuidad. No quiso aceptar la realidad; es decir, que la oposición republicana era irreductible, enrocada en la ideología ultraconservadora que el Tea Party impuso tras su victoria legislativa en 2010, fuertemente alimentada por sus resentimientos raciales y sociales. Un hombre de mayor edad quizá hubiera escarmentado…

PARA LEER EL ARTÍCULO COMPLETO