¿Qué enseñanzas podemos sacar de la Primera Guerra Mundial para nuestro tiempo y, en especial, para el enfrentamiento entre EEUU y China? Una lectura útil para acompañarnos en esta reflexión es The Fateful Alliance (La alianza fatal), de George Kennan, autor de la estrategia de contención de la Unión Soviética, reconocido como uno de los principales pensadores geopolíticos estadounidenses del siglo XX. Publicada en 1984, la obra analiza en detalle la alianza franco-rusa, concluida en 1892, y, por extensión, el sistema de alianzas que llevó a la guerra. Kennan se pregunta sobre los defectos de visión que llevaron a unos y a otros al gran error de cálculo “de iniciar esa guerra”. Subraya “la incapacidad de hombres inteligentes de percibir la capacidad de autodestrucción inherente en la guerra entre grandes potencias industriales en la era moderna” y cómo “incurrieron en una terrible pena por la limitación de su visión”. Dividir Europa en dos alianzas militares, que una vez en pie desarrollaron una dinámica propia, condujo al desastre. Los dos bloques militares enfrentados en la guerra fría estuvieron muy cerca del holocausto nuclear durante la crisis de los misiles en Cuba, en 1962. Dividir el mundo en bloques ahora, ya sean económicos o militares, sería repetir el error de principios del siglo XX.
El pivot de Barack Obama –versión suave de la contención para China– incluía un componente económico, la Asociación Transpacífica de Cooperación Económica (Trans Pacific Partnershipo, TPP). En su día Financial Times la denominó “ABC, anybody but China”. Robert Zoellick, por entonces presidente del Banco Mundial, consideró que “los intentos de aislar a China fracasarán inevitablemente, ya que todos los miembros del TPP son grandes beneficiarios de sus relaciones con China”. Henry Kissinger dijo que China debía ser admitida en el TPP y advirtió: “Si no aparece un…