Dos grandes capítulos ocupan la totalidad de este número 31: el primero se refiere a la América de Clinton e incluye dos asuntos tangentes –Rusia y los Balcanes– que condicionarán la política exterior de la nueva Administración demócrata. La segunda parte agrupa siete artículos sobre la energía, referidos al caso español.

A través de sus estudios y textos de referencia, la revista seguirá la actualidad internacional, pero sobre todo la evolución de los intereses de España en el exterior. En muchos casos, España carece de la capacidad de influir en grandes procesos –transformación de la antigua URSS analizada en estas páginas por el norteamericano Walter Laqueur– pero las consecuencias de esos cambios le alcanzan de lleno. En otros –agresión serbia, plan de paz para Bosnia– la participación de España es directa, con su esfuerzo económico y, más aún, con el riesgo de sus hombres.

Además de la actualidad, es necesario hacer un seguimiento sistemático de las cuestiones determinantes del futuro de nuestro país. Hemos abordado en los últimos meses problemas de medio ambiente, problemas migratorios, sobre la estabilidad del Mediterráneo. Hemos editado un conjunto de trabajos sobre el proceso de construcción europea y un diccionario sobre el Tratado de Maastricht. Volvemos hoy sobre las cuestiones energéticas, abordadas en 1991 con ocasión de la crisis Irak- Kuwait. Las fragilidades y dependencias españolas en el frente de la energía son conocidas. La oscuridad con que los poderes públicos abordan frecuentemente esta materia crea no sólo inseguridad sino dificultades crecientes para hacer planes empresariales a medio y largo plazo. Hemos consultado a dos especialistas norteamericanos, Murray Feshbach y Nicholas Lenssen, sobre la situación de la antigua URSS y los riesgos derivados de sus centrales nucleares. El segundo de ellos traza en su artículo un panorama original sobre nuevas y viejas fuentes de energía….