El desconocimiento que persiste en España sobre Japón nos ha llevado a editar este número monográfico. En un país como España, pocos factores pesan tanto como los capitales japoneses, la competencia japonesa, los productos japoneses. Y pocas realidades son tan defectuosamente conocidas como el Japón de hoy. Como tantas veces, también en este caso la ignorancia es un nesgo. El peligro es mayor cuando se mezcla con las deformaciones y superficialidades que rodean la imagen de Japón, percibida hoy por muchos europeos, también españoles. ¿Quién tiene la culpa de tal desconocimiento? No vale la pena perder el tiempo en averiguarlo. Lo que importa es cambiar de actitud y analizar esa multitud de señales que cada día nos envía Japón. Estas páginas tratan de contribuir a ello.
La idea que la gran mayoría de los europeos se hacen de la realidad japonesa no es mejor ni más completa que la extendida entre los españoles. Pero pocas veces se ha dado un contraste tan fuerte entre la distancia de 16.000 kilómetros que nos separa de Japón, la levedad de nuestra información y la presencia cotidiana que los japoneses son capaces de mantener ante nosotros: no sólo con sus productos, también con sus ideas, sus sistemas de organización, sus modos de competir, su espíritu de trabajo.
Ese distanciamiento de Japón no existe en la sociedad norteamericana, y ha empezado ya a colmarse en las universidades y empresas europeas. En España, la presencia industrial y financiera japonesa se extiende de año en año, sobre todo en Madrid y Cataluña, mientras ignoramos casi todo sobre el modelo económico nipón. En la España ilustrada se han instalado hace años algunos lugares comunes –en parte ciertos– sobre el desafío japonés. El empresario español tiene una mezcla de sentimientos ante Japón, país admirable y peligroso a la vez….