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El futuro económico de China

Carta a los lectores
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Durante los últimos 20 años China ha crecido como promedio el 9% anual. Aunque sea partiendo de niveles ínfimos como el de la población china, sobre todo en sectores agrarios del interior del país, es un enorme logro acumulativo que afecta a una quinta parte de la humanidad: nunca hasta ahora, un grupo tan numeroso de población había mejorado tanto sus condiciones materiales de vida en un periodo de tiempo tan corto.

Los pronósticos apuntan a que China mantendrá en las próximas décadas una alta tasa de crecimiento. El Banco Mundial ha estimado que, en un escenario moderado, el crecimiento de su economía en 25 años (1995-2020) podría ser de un 6,6% de media anual.

No existen razones para que desaparezcan los factores que hasta ahora han alentado el desarrollo económico chino: aumento de la eficiencia gracias a la introducción de fuerzas del mercado, incorporación de nuevos métodos de gestión importados del exterior, elevado volumen de inversión sustentado en un elevado ahorro interno e inversiones extranjeras, y orientación exportadora del sistema económico.

Con la política de reforma adoptada a finales de 1978, Deng Xiaoping selló una especie de pacto social con el pueblo. Por un lado, éste se comprometía a aceptar el poder del Partido Comunista. Como contrapartida, el partido se comprometía a otorgar a más de 1.200 millones de gobernados un grado creciente de libertades personales y, sobre todo, de bienestar económico.

La senda del crecimiento de la economía china se enfrenta a muchos obstáculos. La República Popular ha de profundizar en su integración en la comunidad internacional, abandonando el aislamiento a que le sometió el régimen de Mao. La entrada en la Organización Mundial de Comercio es un hito decisivo que debería producirse, quizá, en este mismo año. Aunque Economía Exterior sea una publicación dedicada al análisis económico,…

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