El consumo de carne y pescado y las nuevas formas de obtenerlo han provocado daños a la naturaleza. Retomar modos de producción antiguos y combinarlos con soluciones innovadoras puede no sólo evitar mayores perjuicios medioambientales, sino proporcionar más alimentos a los más pobres. Para ello, tienen que concienciarse las empresas y también los consumidores, quienes deberán demandar este tipo de productos y acostumbrarse a consumir menos cantidades.