Durante décadas los expertos han teorizado sobre los principales riesgos que amenazarán a la estabilidad financiera durante el próximo medio siglo. Dos de los más importantes son el cambio climático y el envejecimiento de la población, que obligarán a realizar un gran esfuerzo de gasto público para contrarrestar sus efectos. Las agencias de calificación alertan ya de que no son riesgos a futuro, sino la realidad a la que se enfrentan los países hoy. De hecho, han advertido de que ya están incorporando estos dos factores en sus análisis de sostenibilidad de la deuda y empiezan a afectar a la calificación crediticia que otorgan a los países. Las tres grandes agencias, Fitch, Moody’s y S&P llevan varios meses incluyendo los riesgos demográficos y medioambientales a sus ratings soberanos con un sesgo negativo sobre las calificaciones.
En el caso del envejecimiento, los países más afectados son los desarrollados, que se encuentran…