Una de las muchas injusticias del cambio climático es que afecta más a los países más pobres del mundo. Las naciones africanas, muchas de las cuales registran los mayores niveles de pobreza y emiten la menor cantidad de dióxido de carbono, ya están siendo devastadas por el calentamiento global. Las razones son sencillas. Dado que alrededor del 60% de la población subsahariana depende de la agricultura para sobrevivir, la inseguridad alimentaria se ve intensificada por las alteraciones de los ciclos de lluvia, las temporadas de siembra y las cosechas. Para empeorar las cosas, los nuevos pronósticos predicen que el aumento del nivel del mar amenazará las comunidades costeras vulnerables debido a las inundaciones y la erosión, la salinización de las tierras de cultivo y la perturbación de la pesca interior y costera. A medida que la gente emigra y las tensiones por la disminución de los recursos se intensifican, las amenazas de malestar social y violencia organizada son ya evidentes.
La preocupación por los efectos del cambio climático en la seguridad aumenta en la agenda política internacional. Asimismo, cada vez se reconoce más el alcance y la escala de los posibles retos a los que se enfrenta el continente, sobre todo África occidental y el Cuerno de África. Mientras los científicos siguen debatiendo los efectos precisos del aumento de las temperaturas y el cambio de las estaciones sobre el bienestar socioeconómico, hay señales ominosas de problemas en el horizonte. Por fortuna, también están surgiendo en la región esfuerzos incipientes para mitigar y adaptarse a los efectos del cambio climático, algunos más prometedores que otros.
El nexo entre clima y seguridad
Los científicos sociales describen el cambio climático como un “multiplicador de crisis” por la forma en que exacerba los factores de riesgo que de por sí dan lugar a…