Autor: John McHugo
Editorial: Turner
Fecha: 2015
Páginas: 374
Lugar: Madrid

Breve historia de los árabes

Pablo Colomer
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Cuando en el marco de sociedades vecinas la confusión, fruto de la ignorancia, se mezcla con el miedo, el desencuentro es inevitable. Es el caso de Occidente y Oriente, en concreto de Estados Unidos y Europa y los países árabes. En 2006, el Pew Research Center tituló “La Gran División” un estudio sobre percepciones mutuas entre occidentales y musulmanes. Las conclusiones no eran alentadoras. “Muchos en Occidente perciben a los musulmanes como fanáticos, violentos e intolerantes. Mientras tanto, musulmanes en Oriente Próximo y Asia perciben a los occidentales como egoístas, inmorales y codiciosos, así como violentos y fanáticos”. El choque de civilizaciones está servido.

John McHugo no está de acuerdo. Y con Una breve historia de los árabes busca demostrar que “lo que ha estado aconteciendo durante décadas –de hecho, durante siglos– no es un choque de civilizaciones sino una concatenación de sucesos históricos, políticas erradas y terca ignorancia que han ido generando el creciente desencuentro de Europa y EE UU por una parte y el mundo árabe por la otra”. Según McHugo, el enfoque del coche de civilizaciones es fundamentalmente erróneo. “Las culturas civilizadas se influyen y se benefician mutuamente –afirma–. En caso contrario, simplemente no son culturas civilizadas”.

La mano que tiende McHugo a los lectores de Occidente es la del profesor hacia sus alumnos. El libro comienza con una declaración de intenciones: un glosario. El primer término es Alauita. “Miembro de la enigmática secta musulmana del alauismo, cuyo origen se remonta al siglo XI. Su población se concentra en Siria, sobre las montañas que rodean Latakia y más al este, en el área del valle del Orontes. También hay población alauita en Turquía”. Qué mejor invitación a la lectura que el adjetivo “enigmática”. Quizá el saber que la cuestión, a pesar de su aroma a Edad Media, no puede estar más de actualidad. Bachar el Asad es alauita. Los rusos, entre otros lugares, han comenzado sus bombardeos en Siria en Latakia. Para comprender cómo se ha llegado a los problemas que hoy padece el mundo árabe, es necesario sumergirse en su historia.

El libro realiza un recorrido centrado en Egipto y las tierras del Creciente Fértil, por su significado y peso en la historia de los árabes, que, aunque comienza en el siglo VII, adquiere mayor relevancia al adentrarse en el siglo XX, momento clave en la creación de las fronteras actuales. La mano de McHugo lleva al lector desde la desintegración del imperio otomano, pasando por el acuerdo Sykes-Picot, la aparición del baazismo, Nasser y los nacionalistas de entreguerras, los autócratas militares, la creación del wahabismo y los Hermanos Musulmanes, y la conversión del terrorismo árabe en terrorismo islámico, hasta las primaveras árabes, que el autor asemeja a las revoluciones de 1848 en Europa, la llamada “la primavera de los pueblos”.

En pleno corazón de Europa, desde París hasta Poznan y desde Copenhague hasta Budapest, tuvo lugar una serie de levantamientos descoordinados. En su mayoría fueron reprimidos o, en el caso de Francia, corrompidos cuando el presidente de la nueva república se autoproclamó a continuación emperador. Pero las revoluciones minaron la legitimidad de las autocracias hereditarias del continente. Durante las décadas siguientes, los gobernantes fueron aceptando cada vez más que necesitaban gobernar a través del consenso, y que incluso era mejor para ellos ceder ante las demandas populares que entrar en un ciclo de interminable e improductiva represión.

“Un proceso similar ha comenzado con la primavera árabe –concluye el profesor–. Y solo acaba de empezar”.