Tras 20 años de recuperación, la realidad interna y la proyección exterior de Brasil son muy diferentes de aquéllas con las que se produjo el retorno a la democracia. Conscientes de sus dimensiones y de su peso internacional, los brasileños pretenden ejercer un liderazgo regional suramericano, y conseguir un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Desde Argentina, su otro gran socio en Mercosur, se mira con desconfianza la ambición en política internacional del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.