THE Inquiry fue el nombre que recibió el semisecreto grupo de expertos encargado de recopilar toda la información posible sobre la situación europea tras la Primera Guerra mundial, a fin de presentar a Woodrow Wilson las opciones norteamericanas en la conferencia de Versalles. Fronteras, minorías étnicas y equilibrios constitucionales en los nuevos Estados eran uno de los objetivos prioritarios de aquel grupo de asesores. A uno de ellos, un joven periodista llamado Walter Lippmann, correspondió formular algunos de los principios que conducirían a los acuerdos finales de paz en los Balcanes.
Setenta y cinco años más tarde, son de nuevo cartógrafos norteamericanos quienes se encuentran trazando fronteras en la región. Casualmente, será también en París donde se celebrará la conferencia de paz sobre Bosnia, pero tanto la Gran Guerra –para muchos una guerra civil europea– como la guerra en Bosnia –un “problema europeo”– no se han encontrado en la recta hacia la solución diplomática hasta la intervención de Estados Unidos.
Después de tres años largos de guerra y de gratuita crueldad hay por fin una verdadera negociación en marcha de la que pudiera surgir un plan de paz para Bosnia. Dependiendo del criterio que se aplique, los planes de paz incumplidos oscilan entre 24 y 32. Sin embargo, si esta negociación puede llegar a buen término es por la simple razón de que ha sido formulada y dirigida por Estados Unidos. Richard Holbrooke, secretario de Estado adjunto para Europa, se ha cuidado de apartar a todo otro poder que pudiera interferirse en su camino: EE UU ha vuelto a actuar en su soledad imperial una vez que los europeos han acumulado los méritos necesarios para ello.
Las lamentaciones están de más, por repetidas y ociosas, pero sería útil para el futuro de la Unión Europea que sus gobiernos tomaran nota…