El análisis de la situación de la infancia en los países desarrollados arroja luz sobre un asunto que no ha sido estudiado lo suficiente. España es el país que presenta una mayor brecha de pobreza infantil, es decir, donde los niños pobres son más pobres.
Estamos acostumbrados a manejar indicadores relativos a la situación de la infancia en los países más pobres del mundo y, además, casi siempre centrados en aspectos unidimensionales: supervivencia infantil, educación, vacunación, etcétera. Son estudios y datos imprescindibles para abordar problemáticas esenciales del desarrollo, pero plantean algunas limitaciones. En primer lugar, se trata de análisis que dejaban tradicionalmente fuera a los niños de los países industrializados, entre otras cosas porque los propios indicadores (mortalidad infantil, niños sin escolarizar) no resultaban tan relevantes ni significativos en los países más ricos. Este planteamiento, que puede ser en cualquier caso útil desde una perspectiva de intervenciones en cooperación internacional (focalizadas en los países más pobres), resulta incompleto desde un enfoque de derechos, en este caso enmarcados en una herramienta como la Convención sobre los Derechos del Niño, que por definición es aplicable a todos los niños, independientemente de su lugar de origen o residencia.
Por otra parte, el análisis anteriormente planteado también presentaba algunas limitaciones en cuanto a sus dimensiones, cuestionadas en ocasiones por estar en exceso compartimentadas y por dejar fuera algunas esferas fundamentales para la vida de los niños, como su participación en la comunidad o en la vida pública.
En 2007, el centro de investigaciones de Unicef Innocenti presentó una propuesta que rompió con ambas tendencias al presentar, por primera vez, un panorama centrado en el bienestar infantil en los países ricos. Este análisis, basado en la Convención sobre los Derechos del Niño, se propuso como objetivo ofrecer un panorama multidimensional de la situación de la…